La vizcacha se encuentra en el extremo sur del Ecuador, a lo largo de la sierra del Perú, en la región central de Bolivia, a lo largo de casi todo Chile y en la región occidental de la Argentina.
Es pequeño, puede alcanzar los 8 kg, y su pelaje abundante resulta muy suave al tacto. Su cabeza es grande y su hocico prominente, pero chato en la parte delantera. Sus bigotes son largos, mientras que sus orejas son diminutas. Por lo general, es de color gris en el lomo y blanco en el vientre, pero existen otras variantes según la zona en la que habiten.
En épocas antiguas, las vizcachas se podían observar en grandes cantidades por las sabanas del Sur de Paraguay, Argentina y Bolivia, ya sea en el desierto o sobre la costa. También en las montañas de los Andes, donde se registró que puede vivir a 5000 m de altitud. Frecuentemente buscan tierra seca, con presencia excesiva de piedras. Escogen estos sitios porque allí tienen menos probabilidades de toparse con depredadores, pero si pasa, les resultará más fácil esconderse. Este peludo roedor sufre un exterminio habitual, que data de 1907, ya que es considerado por parte de los productores agropecuarios como una competencia contra los bovinos, sin mencionar que el ácido de su orina mata las plantas. La situación es tan seria que en Argentina se cumple un sistema de primas para estimular su caza. No obstante, ya no parece ser necesario ya que el número de vizcachas se ha reducido considerablemente.